René Valdés G. (2013)
(A una porteña)
Ahora lo sé,
existen las almas gemelas,
sus espíritus son fraguados
en el mismo molde.
Congenian, cantan, bailan.
No les importan los aquelarres
porque la oscuridad
no existe en sus pensamientos.
Su afinidad los hace anacrónicos
en su propio tiempo.
Son de otro tiempo
y espacio.
Así es como se reconocen.
Están ahí, mirándose,
contemplándose, sonriendo.
Divertidos con sus locuras,
que muy pocos entienden,
viven un pequeño instante
en la vida que para ellos es eterno.
Y el cariño se hace indescriptible.
Es una historia de amor verdadero,
porque no está manchado con el
dulce veneno del sudor,
ni con el néctar de la carne.
Comparten algo más puro que
el deseo o el romance,
con más pasión que un tango
tocado en bandoneón.
Es la satisfacción de verse a los ojos,
abrazarse y decirse al unísono:
"Oye che, ¿Querés mate?"